¿Cómo crear videos que conecten con las personas?

Uno de los mayores errores al hacer un video para alguna marca, ya sea de algún producto o servicio, no es un error “técnico”, esos siempre se pueden salvar, una de las áreas que más se llega a perder al hacer un video es concentrarse en el producto.

Cuando nos concentramos en hacer que el producto brille en nuestros videos, nos estamos olvidando de algo muy importante. Nos olvidamos que la era del producto está muerta, la idea o el concepto de solo vender los beneficios y presumir las características es anticuada, funcionaba en la antigüedad, pero ojo estamos en una nueva era. 

Vivimos en una era donde estamos en constante cambio, y cada vez más tenemos menos atención de las personas, por lo tanto, siempre tenemos que estarnos actualizando y adaptando a las nuevas tendencias.

Hay que dejar el producto atrás, olvídate de querer vender un servicio, a las personas ya no les gusta que se les bombardeen con anuncios que solo tienen una función, vender.

Una manera de olvidarnos de la era del producto y hacer que nuestros videos conecten con las personas que interactúan con él es por medio de historias. Hay que enfocarnos en contar no solo una historia, hay que contar una buena historia.

Una historia llega a los sentimientos de las personas y conecta con sus emociones más profundas, con los sentimientos las personas pueden empatizar de una mejor manera con el producto o servicio.

Nos enfocamos en los sentimientos porque es la manera más orgánica de llegar a las personas. En pocas palabras y en un lenguaje coloquial, nuestro cerebro está compuesto por el lado racional y el lado de las emociones. 

El lado racional es el que se toma su tiempo para analizar cada detalle de la situación, se toma su tiempo para elegir. El lado de las emociones, como lo dice su nombre, es el que actúa por instinto, es el que piensa menos y actúa más.

En resumen, tenemos que hacer un video que haga pensar menos a las personas y llegue a sus emociones. Si hacemos mensajes confusos y vendemos el producto, activamos el cerebro racional, aquí no enfrentamos a competir en precio, características, conveniencia, etc.

En cambio, contando una buena historia llegamos a las emociones, nos volvemos memorables y creamos conexiones.

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